
Se experimenta a sí mismo, así como sus pensamientos y sentimientos, como algo disociado del resto...una especie de ilusión óptica de la conciencia. Esta ilusión viene a ser una prisión para nosotros, nos limita a nuestros deseos personales y al afecto hacia unas pocas personas próximas.
Nuestra misión ha de consistir en liberarnos de esa prisión, ensanchando nuestro círculo de compasión para abarcar en él a todas las criaturas vivas y la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie puede lograr esto por completo, pero el anhelo de esa conquista es, en si mismo, una parte de la liberación y la base sobre la que edificar la seguridad interior