
cuando aprendamos que el universo es presente vivo en cada célula;
cuando podamos sentir el corazón de la tierra palpitando en las hojas de la yerba, y la lluvia no sea ácida y la alegría sea el motivo de las lágrimas.
Cuando el arte de vivir no sea el de poseer, y el dar sea la riqueza;
cuando la ciencia de vivir no sea sólo ciencia, y la fe y la esperanza tengan un lugar en la conciencia.
Cuando la espiritualidad sea la alegría de ser partícipes de la creación en todo lugar y toda situación;
cuando seamos células de un tejido de luz y amor con un propósito vital: la humanidad.
Cuando Dios no sea sólo un concepto convertido en dogma;
cuando comprender y perdonar sea más importante que juzgar y condenar;
cuando Dios esté en todas partes y nó sólo en el sagrario.
Cuando aprender a vivir sea el arte de unirse a otras manos y otros corazones en un proyecto planetario.
Cuando la hermandad sea hija de la tolerancia, la diversidad, nuestra riqueza y nuestra unión y no el motivo de la separación.
Cuando cada verdad sea relativa y la palabra de Dios se pueda comprender en todo idioma.
Cuando no se callen por vergüenza los sueños y los mitos, y todo hombre pueda comulgar con el pan fresco de la tierra.
Cuando no sea pecado disentir y se pueda creer que la tierra es mucho más que la suma de las rocas y las células.
Cuando un hombre en la noche vuelva a soñar que un ángel o una estrella lo acompaña.
Cuando en nuestro corazón viva la conciencia fraterna del planeta, habremos ascendido a la conciencia del HOMBRE.
Seremos la HUMANIDAD.
Dr. Jorge Carbajal