"El ocho del mes ocho del año 2008 a las ocho y ocho. Es simplemente la mejor hora y el mejor día para abrir los Juegos Olímpicos". La frase no la pronuncia el presidente del COI, Jacques Rogge, ni Hu Jintao, presidente chino, sino Shi Yuanlei, un taxista que recorre a diario las calles de Pekín.
Shi representa con su voz la opinión de los más de mil millones de chinos para los que el número ocho es un símbolo potentísimo de suerte y salud, destacó DPA.
"En cantonés, se pronuncia 'fa', lo que en términos generales significa 'enriquecerse'", revela el profesor Karl-Heinz Pohl, encargado del departamento de sinología de la alemana Universidad de Tréveris.
Tanta devoción por el ocho en un país en el que la superstición está omnipresente tiene sus versiones modernas: a mayor cantidad de ochos presentes en un número de móvil o en la patente de un coche, más rico será quien los posea.
El hecho de que los organizadores hayan elegido ese día y esa hora para dar comienzo a los Juegos Olímpicos podría ser inentendible, pero también es una paradoja, dada por los esfuerzos pasados del Partido Comunista por combatir tal superstición.
"El Partido tuvo la intención de erradicarla, por lo que es bastante irónico que haya tomado forma moderna con los Juegos", analiza Jens Damm, sinologista de la Universidad de Berlín.
Esta clase de cuestiones académicas poco interesan a Shi: "El número ocho traerá a nuestro país mucha suerte con los Juegos Olímpicos", dice desde su taxi.
No es una idea que se circunscriba a la apertura olímpica, sino más bien a cualquier fecha en la que el ocho sea protagonista en exceso.
"Me encantaría tener un móvil con muchos de ellos, pero me temo que no puedo afrontarlo", apunta Feng Jiyan, una de las integrantes del grupo de baile que entretiene a los visitantes de la histórica Plaza de Tiananmen. Tanto por un teléfono como por una patente repleta de ochos se pueden pagar cifras indecentes de dinero.
La tristeza en su voz muestra que es algo que verdaderamente lamenta, un sentimiento compartido por muchos otros chinos. "Siempre puedes intentarlo con el número nueve, que se pronuncia como la palabra 'larga', que significa larga vida y larga racha de suerte", revela Wang Tiantian, estudiante.
El número en la escala de la superstición que representa los peores augurios es el cuatro, que puede producir verdaderos escalofríos en muchos chinos. Su pronunciación está cercana a la palabra "muerte".
El 14 tampoco se salva. Su pronunciación se asemeja a la de "muerte segura". Por lo tanto, el fatalismo para el resto del mundo. "Los extranjeros se quedan con todos los móviles con el mortal cuatro", cuenta Damm. A nadie le sorprende.
Tomado de http://www.eluniversal.com/
Shi representa con su voz la opinión de los más de mil millones de chinos para los que el número ocho es un símbolo potentísimo de suerte y salud, destacó DPA.
"En cantonés, se pronuncia 'fa', lo que en términos generales significa 'enriquecerse'", revela el profesor Karl-Heinz Pohl, encargado del departamento de sinología de la alemana Universidad de Tréveris.
Tanta devoción por el ocho en un país en el que la superstición está omnipresente tiene sus versiones modernas: a mayor cantidad de ochos presentes en un número de móvil o en la patente de un coche, más rico será quien los posea.
El hecho de que los organizadores hayan elegido ese día y esa hora para dar comienzo a los Juegos Olímpicos podría ser inentendible, pero también es una paradoja, dada por los esfuerzos pasados del Partido Comunista por combatir tal superstición.
"El Partido tuvo la intención de erradicarla, por lo que es bastante irónico que haya tomado forma moderna con los Juegos", analiza Jens Damm, sinologista de la Universidad de Berlín.
Esta clase de cuestiones académicas poco interesan a Shi: "El número ocho traerá a nuestro país mucha suerte con los Juegos Olímpicos", dice desde su taxi.
No es una idea que se circunscriba a la apertura olímpica, sino más bien a cualquier fecha en la que el ocho sea protagonista en exceso.
"Me encantaría tener un móvil con muchos de ellos, pero me temo que no puedo afrontarlo", apunta Feng Jiyan, una de las integrantes del grupo de baile que entretiene a los visitantes de la histórica Plaza de Tiananmen. Tanto por un teléfono como por una patente repleta de ochos se pueden pagar cifras indecentes de dinero.
La tristeza en su voz muestra que es algo que verdaderamente lamenta, un sentimiento compartido por muchos otros chinos. "Siempre puedes intentarlo con el número nueve, que se pronuncia como la palabra 'larga', que significa larga vida y larga racha de suerte", revela Wang Tiantian, estudiante.
El número en la escala de la superstición que representa los peores augurios es el cuatro, que puede producir verdaderos escalofríos en muchos chinos. Su pronunciación está cercana a la palabra "muerte".
El 14 tampoco se salva. Su pronunciación se asemeja a la de "muerte segura". Por lo tanto, el fatalismo para el resto del mundo. "Los extranjeros se quedan con todos los móviles con el mortal cuatro", cuenta Damm. A nadie le sorprende.
Tomado de http://www.eluniversal.com/
Publicación realizada gracias a la colaboración de Elizabeth Genesca. Gracias :))