Me uno al “Llamamiento a la comunidad blogger para la campaña contra la pornografía infantil” y copio a Mike de El Republicano Digital: Pocos crímenes puede haber tan despreciables como los que van en contra de los niños. En una sociedad que parece acostumbrarse a todo, los movimientos de protesta y en defensa de los valores más importantes del ser humano parecen hoy acciones minoritarias.
La pornografía infantil llega mucho más allá de lo que podamos ver a simple vista. En ausencia de una ley internacional con cobertura verdaderamente mundial, cualquier comerciante de la dignidad de los niños puede contratar un servidor de internet en algún país sin convenio con Interpol y alojar allí su material pedófilo, para ponerlo a disposición de sus degenerados consumidores.
En España, La Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido ya a miles de personas acusadas de tenencia y distribución de material pornográfico pedófilo. Es bueno que toda esa gente estén fuera de circulación el mayor tiempo posible, al igual que los casos más sangrantes de abusadores que se han servido de su condición laboral o familiar para cometer tales aberraciones, pero el problema de la pedofilia es más grande de lo que parece y más antiguo de lo que algunos piensan.
La pornografía infantil llega mucho más allá de lo que podamos ver a simple vista. En ausencia de una ley internacional con cobertura verdaderamente mundial, cualquier comerciante de la dignidad de los niños puede contratar un servidor de internet en algún país sin convenio con Interpol y alojar allí su material pedófilo, para ponerlo a disposición de sus degenerados consumidores.
En España, La Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido ya a miles de personas acusadas de tenencia y distribución de material pornográfico pedófilo. Es bueno que toda esa gente estén fuera de circulación el mayor tiempo posible, al igual que los casos más sangrantes de abusadores que se han servido de su condición laboral o familiar para cometer tales aberraciones, pero el problema de la pedofilia es más grande de lo que parece y más antiguo de lo que algunos piensan.
Se ha comprobado el consumo de pornografía pedófila entre todas las clases sociales y laborales. Universitarios, profesionales liberales, asalariados, estudiantes de bachillerato, Hombres, mujeres, niños de once y doce años… La facilidad para conseguir este tipo de material vía internet ha ampliado el número de consumidores debido a su fácil accesibilidad. En algunos países asiáticos hay mafias que proveen a “turistas del sexo” de niños y niñas para sus abominables prácticas y las fuerzas de orden que no están compradas se ven desbordadas por la situación. En otras latitudes como Cuba, sojuzgadas además por regímenes políticos totalitarios, criminales y corruptos, la prostitución que busca al turista adinerado ha derivado hacia el mercado de jovencitas estudiantes que abandonan sus clases, con la complicidad de profesores y policías, para mantener relaciones con los buscadores de menores.
Las consecuencias de tales prácticas en la vida de estos menores llegan a ser calamitosas. De hecho, se dan bastantes casos de adultos que, habiendo sufrido abusos en su infancia, llegan a ser abusadores y maltratadores posteriormente. Otros muchos ejemplos de vidas marcadas por la violencia y el abuso sexual en niños se conocen día a día, incapaces de desarrollar una vida normal, convirtiéndose en personas maníaco depresivas de difícil recuperación.
Poco se podrá hacer, mientras no exista un concierto internacional global para luchar contra esta lucrativa vejación infantil, pero los ciudadanos podemos añadir nuestro esfuerzo para que nuestros gobernantes tomen conciencia de la magnitud de este terrible problema. Podemos clamar, por ejemplo, por un endurecimiento radical de las penas y su cumplimiento íntegro para estos delincuentes. Podemos aunar esfuerzos para que exista un fichero público de pederastas que, protegiendo a un tiempo la intimidad de sus víctimas, pueda ayudar a ciertas empresas en la contratación de personal fiable. Podemos también, aunque esto rechinará los oídos de los sectores más progresistas, exigir mayor calidad y compromiso en la educación, y en cosas tan importantes e ignoradas como el respeto a los horarios televisivos infantiles que, en España, son ignorados a diario en busca de la mayor rentabilidad publicitaria, sin importar la oferta de violencia, sexo y desorden que ofrecen a nuestros hijos.
Creo que los ciudadanos podemos hacer muchas cosas. Y de ese convencimiento surge este post, uniendo mi blog a la campaña en contra de la pornografía infantil. Quiero animar a todos los bloggers para que participen del modo más activo que puedan.
Muchas gracias a todos.
