En Internet circula mucha información, ésta pasa de buzón en buzón y página en página perdiéndose a veces la referencia al autor, si conoces quien escribió el texto que edito a continuación con gusto reconoceré el mérito. Lo encontré entre mis documentos y me pareció interesante para compartirlo hoy contigo.
Namaste
susana colucci
¿A dónde van los muertos? Una visión Azteca.
La muerte era considerada como el acto de despertar con objeto de proceder al mundo de los muertos. El hombre era un intermediario entre éste y “el otro” mundo, y el responsable por la conservación del cosmos. La misión del hombre es perpetuar la creación y la energía indispensable para la continuación del universo.
Los aztecas manejaban un concepto del universo llamado cosmogonía azteca, esta condensaba en el calendario azteca, se refiere a las edades de la tierra. En lo que respecta al universo se le componía de dos secciones: vertical y horizontal.
La región horizontal: se componía de los cuatro puntos cardinales o cuatro vientos, más una parte central el calpulli como eje.
El oriente estaba dominado por Tláloc, por lo que sus dominios eran fértiles y había abundancia en todas las siembras. Aquí iban todas las personas que morían por causa de agua. El occidente se hallaba bajo la protección de Quetzalcóatl, donde residía la estrella de la tarde, Venus. Las personas que moría siendo guerreros, mujeres en parto o en la piedra. El sur estaba bajo el influjo de Macuilxochitl y al mando de Xipe Totec. Al norte gobernaba Mictlantecutli, región tenebrosa y dominada por el frío.
El centro era dirigido por Huehueteotl señor de fuego. El calpulli era el punto de unión de la Tierra y el Cielo de los cuatro rumbos del mundo: mundo superior, inferior, aguas celestes y los vientos. Así el organismo humano esta inserto en el cosmo y forma parte de los cinco elementos junto con el aire, la tierra, el fuego y el agua.
La región vertical: esta región estaba dividida en paraísos e infiernos.
El número de los paraísos era de trece y eran moradas de dioses según su rango en la jerarquía. En el paraíso superior vivía el creador original y hacia abajo.
Uno de estos paraísos pertenecía a Tláloc, se subdividía en una parte oriental y en otra occidental para designar el paso del sol desde su nacimiento hasta su paso temporal.
El paraíso oriental era del dios Tláloc llamado Tlalocano llegaban todos los muertos en batalla o en la piedra de los sacrificios, también los que morían ahogados o fulminados por un rayo.
El paraíso occidental era destinado a las mujeres muertas por parto, convertidas en las parteras del sol en su día de nacimiento.
Los demás muertos iban al Mictlán, pasando primero por una serie de pruebas como cruzar grandes montañas, evitar el ataque de una serpiente y el de un terrible cocodrilo; luego debían atravesar ocho desiertos y escalar ocho colinas, sometidos a furiosos vientos que arrojaban cuchillos de obsidiana; pasadas las pruebas los muertos cruzan un ancho río sobre un perro rojo. Entonces Mictlantecutli disponía del muerto para enviarlo a una de las nueve regiones del Mictlán.
Namaste
susana colucci
¿A dónde van los muertos? Una visión Azteca.
La muerte era considerada como el acto de despertar con objeto de proceder al mundo de los muertos. El hombre era un intermediario entre éste y “el otro” mundo, y el responsable por la conservación del cosmos. La misión del hombre es perpetuar la creación y la energía indispensable para la continuación del universo.
Los aztecas manejaban un concepto del universo llamado cosmogonía azteca, esta condensaba en el calendario azteca, se refiere a las edades de la tierra. En lo que respecta al universo se le componía de dos secciones: vertical y horizontal.
La región horizontal: se componía de los cuatro puntos cardinales o cuatro vientos, más una parte central el calpulli como eje.
El oriente estaba dominado por Tláloc, por lo que sus dominios eran fértiles y había abundancia en todas las siembras. Aquí iban todas las personas que morían por causa de agua. El occidente se hallaba bajo la protección de Quetzalcóatl, donde residía la estrella de la tarde, Venus. Las personas que moría siendo guerreros, mujeres en parto o en la piedra. El sur estaba bajo el influjo de Macuilxochitl y al mando de Xipe Totec. Al norte gobernaba Mictlantecutli, región tenebrosa y dominada por el frío.
El centro era dirigido por Huehueteotl señor de fuego. El calpulli era el punto de unión de la Tierra y el Cielo de los cuatro rumbos del mundo: mundo superior, inferior, aguas celestes y los vientos. Así el organismo humano esta inserto en el cosmo y forma parte de los cinco elementos junto con el aire, la tierra, el fuego y el agua.
La región vertical: esta región estaba dividida en paraísos e infiernos.
El número de los paraísos era de trece y eran moradas de dioses según su rango en la jerarquía. En el paraíso superior vivía el creador original y hacia abajo.
Uno de estos paraísos pertenecía a Tláloc, se subdividía en una parte oriental y en otra occidental para designar el paso del sol desde su nacimiento hasta su paso temporal.
El paraíso oriental era del dios Tláloc llamado Tlalocano llegaban todos los muertos en batalla o en la piedra de los sacrificios, también los que morían ahogados o fulminados por un rayo.
El paraíso occidental era destinado a las mujeres muertas por parto, convertidas en las parteras del sol en su día de nacimiento.
Los demás muertos iban al Mictlán, pasando primero por una serie de pruebas como cruzar grandes montañas, evitar el ataque de una serpiente y el de un terrible cocodrilo; luego debían atravesar ocho desiertos y escalar ocho colinas, sometidos a furiosos vientos que arrojaban cuchillos de obsidiana; pasadas las pruebas los muertos cruzan un ancho río sobre un perro rojo. Entonces Mictlantecutli disponía del muerto para enviarlo a una de las nueve regiones del Mictlán.