Cuando uno (un servidor, por ejemplo) comienza a acercarse "desde adentro" al conocimiento tolteca, inicia un camino pletórico de rumbos divergentes, pero que en el mapa del Universo del conocimiento parecen apuntar, todos, en la misma dirección. Esa dirección es la convicción de que, en una remota era, todo el Saber, expresado como Ciencia o como Religión, formaba parte de un conocimiento compartido por muchas, si no todas, las culturas. Este Antiguo Saber, o Antigua Religión, extendió por el orbe criterios y axiomas compartidos. Cuando menos para mí, es un hecho irrefutable el trasvasamiento cultural entre Mesoamérica y Sudamérica así como el Lejano Oriente en tiempos ya muy remotos. Podemos discutir inútilmente --por ahora-- si el Conocimiento llegó de Oriente a Mesoamérica y de allí se derramó a Sudamérica, a la inversa o todas las alternativas imaginables. No es ése el punto, ahora. Simplemente, y para comenzar esta lección, centremos nuestra atención en algunas evidencias físicas visibles, por ejemplo, en el Museo Nacional de Antropología de Historia, a saber:
Imágenes indiscutiblemente con rasgos orientales, presumiblemente chinas, pero de ubicación y datación olmecas.
En los tratados tántricos, leemos que la "kundalini" se enrosca tres veces y media sobre sí misma en el chakra basal. Y son numerosas las representaciones de Quetzalcoátl (recordemos que no es simplemente un "dios", es un conjunto de conceptos asociados: grado iniciático, símbolo de poder espiritual, etc.) representado como una serpiente que se enrosca sobre sí misma tres veces y media
Particularmente fascinante es el concepto de "Ollin", el "tiempo como movimiento". De hecho, los "olmecas" se llamaban así por ser "ol" (ollin) --tiempo-- "meca" (mecatl) --medida-- es decir, los "medidores del tiempo", dada su obsesión cultural por las cósmicas cronologías. Y el símbolo que representa al Tiempo es increíblemente similar al oriental del Yin y Yang.
La Arqueología oficial tiene la pésima costumbre de señalar como "objeto de culto", a todo artefacto cuyo uso ignora, e "imagen religiosa", a toda efigie cuya naturaleza le es desconocida. Veo aquí, sin duda más propiamente, una verdadera práctica yóguica.
En Mesoamérica, el "mecate" o "mecatl", era, además del acto de medir, una cuerda en la que se realizaban nudos que, según su naturaleza, agrupamiento y distribución, servían para efectuar cálculos aritméticos... ¡al igual que los "quipus" sudamericanos de incas y aymaras!.
Si quisiéramos abundar en las semejanzas entre quechuas y aymaras, además de los "quipus", los encontraríamos en las "chinampas", islas artificiales de las que estaba hecha Tenochtitlán --algunas de las cuales sobreviven en el barrio de Xochimilco, en el DF-- en un todo idénticas a las islas artificiales de "totora", el junco predominante en el lago Titicaca sobre el cual todavía hoy habitan los "urus". O en el año religioso de 260 días + 13, que registra la Puerta del Sol en Tiwanaku. Y si queda alguna duda, es el propio Museo --no yo-- quien en este instructivo sobre el pueblo purépecha nos informa que las raíces de su lenguaje son aymaras, con predominio de los fonemas "kus", "kius", "tus".
Ya expresé mi sorpresa cuando me relataban que en el gran congreso de sabios del 650 DC en Xochicalco asistieron sacerdotes de todo el Gran Anahuac que, para los indígenas, era América toda. Y si me preguntaba cómo habían llegado, esta gigantesca canoa de los purépechas, capaz de efectuar recorridos "portulanos" --con la costa a la vista-- de doce metros de largo y dos de ancho en su punto de mayor grosor, da la respuesta.
Sentadas las bases de la fuerte presunción de este conocimiento mundial, vemos también cómo se repiten conceptos fundamentales. Ya he escrito sobre el concepto "reencarnacionista" de los nahuas. También, sobre la profundidad de su cosmovisión monoteísta, donde el único dios, Ipalnemouani, se divide en una dualidad creadora Masculina Femenina llamada Ometeótl (otra vez el principio del Yin y Yang) y éste se "derrama" en cuatro niveles asequibles a la conciencia humana llamados Quetzalcoátl, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli y Xopic Tepec.
No menos impactante me resulta la sabiduría del ixcoatlmecatl, la vincha que ciñe la frente, no como uno, en su ignorancia citadina, pudo suponer para sujetar el cabello o detener la transpiración de la frente sino que, por el acto de ceñirla, nos recordamos que somos Uno con el Universo (en efecto, "mecatl" es la cuerda, como ya sabemos, e "ixcoatl" --"serpiente brumosa"-- es la Vía Láctea). La Ixcantonatl (la religión nahuatl) y los "teoamoztli" (libros sagrados) empleados por los "tlanatinimeh" ("transmisores del conocimiento"), enseñan que cada ser humano tiene su "tinilcapozitzin" ("compañero cósmico"), una vibración que los "tonalpöhqui" (astrólogos, literalmente "lector de energía natal") identifican con el año de nacimiento. Cuatro, a saber: "Kalli" (Casa), "Tochtli" (Conejo), "Akatl" (Caña o "Carrizo") y "Tekpatl" (Cuchillo). A lo largo del "moyokoyami" (ciclos reencarnativos, literalmente "lo que se crea y recrea") el Ego espiritual va transitando estos ritmos cósmicos, aprendiendo y creciendo, ampliando vida a vida su "tloque nahuake" (que se podría aproximar a lo que llamamos Potencialidad Parapsicológica, traducible como "lo que está cerca y lejos a la vez"), profundizando en cada etapa la integridad de su "macuilcan" (o Inconsciente Personal) e integrándose más y más --como puede hacerlo en el aquí y ahora ampliando su percepción espiritual mediante la práctica de técnicas de despertar y su conocimiento intelectual)-- al "ixcan totonatzin", lo que parecería arriesgado comparar al concepto junguiano de "Inconsciente Colectivo", si no fuera porque --esto enseñaron los "tlacaelel" o Sumos Sacerdotes-- el sentido de la vida --un interrogante tan angustioso hoy como hace tres mil años-- es sólo uno, redescubierto magistralmente por el gran psicólogo suizo: el Proceso de Individuación, que en nahuátl (después de todo, el "hablar armonioso") suena más poético: "nemontemi" ("se vive para completar lo vivido").
Dejaremos para nuestra próxima lección profundizar en la descripción del "Xihuitl Itlactepan" (o "Tabla de los Años") donde todos y cada uno pueden rastrear su energía natal y el significado de la misma. Pero como preparación para la misma, es necesario invitarles a meditar, sugiero que varias veces, en una oración "mantralizada" que los nahuas solían recitar. Al igual que ceñir el ixcoatlmecatl, su pronunciación (pero, lo que es más importante, su reflexión) nos conecta con nuestra Esencia (nuestro teotl) y dado que es éste un curso de Esoterismo y no de Exoterismo (simple Conocimiento transmisible) resonaremos --no se me ocurre mejor verbo-- con su significado, cuando esa lección llegue, si estamos en el estado de correspondencia adecuado. Los invito entonces a leer en voz alta, a meditar sobre sus conceptos, a memorizar si es posible, esta oración casi autoiniciática:
In icotonca omeyocan
In canin ahmo oncah tlamanti
Yezeh in iteczinco hueli quizelilliz nemohuaz
Imágenes indiscutiblemente con rasgos orientales, presumiblemente chinas, pero de ubicación y datación olmecas.
En los tratados tántricos, leemos que la "kundalini" se enrosca tres veces y media sobre sí misma en el chakra basal. Y son numerosas las representaciones de Quetzalcoátl (recordemos que no es simplemente un "dios", es un conjunto de conceptos asociados: grado iniciático, símbolo de poder espiritual, etc.) representado como una serpiente que se enrosca sobre sí misma tres veces y media
Particularmente fascinante es el concepto de "Ollin", el "tiempo como movimiento". De hecho, los "olmecas" se llamaban así por ser "ol" (ollin) --tiempo-- "meca" (mecatl) --medida-- es decir, los "medidores del tiempo", dada su obsesión cultural por las cósmicas cronologías. Y el símbolo que representa al Tiempo es increíblemente similar al oriental del Yin y Yang.
La Arqueología oficial tiene la pésima costumbre de señalar como "objeto de culto", a todo artefacto cuyo uso ignora, e "imagen religiosa", a toda efigie cuya naturaleza le es desconocida. Veo aquí, sin duda más propiamente, una verdadera práctica yóguica.
En Mesoamérica, el "mecate" o "mecatl", era, además del acto de medir, una cuerda en la que se realizaban nudos que, según su naturaleza, agrupamiento y distribución, servían para efectuar cálculos aritméticos... ¡al igual que los "quipus" sudamericanos de incas y aymaras!.
Si quisiéramos abundar en las semejanzas entre quechuas y aymaras, además de los "quipus", los encontraríamos en las "chinampas", islas artificiales de las que estaba hecha Tenochtitlán --algunas de las cuales sobreviven en el barrio de Xochimilco, en el DF-- en un todo idénticas a las islas artificiales de "totora", el junco predominante en el lago Titicaca sobre el cual todavía hoy habitan los "urus". O en el año religioso de 260 días + 13, que registra la Puerta del Sol en Tiwanaku. Y si queda alguna duda, es el propio Museo --no yo-- quien en este instructivo sobre el pueblo purépecha nos informa que las raíces de su lenguaje son aymaras, con predominio de los fonemas "kus", "kius", "tus".
Ya expresé mi sorpresa cuando me relataban que en el gran congreso de sabios del 650 DC en Xochicalco asistieron sacerdotes de todo el Gran Anahuac que, para los indígenas, era América toda. Y si me preguntaba cómo habían llegado, esta gigantesca canoa de los purépechas, capaz de efectuar recorridos "portulanos" --con la costa a la vista-- de doce metros de largo y dos de ancho en su punto de mayor grosor, da la respuesta.
Sentadas las bases de la fuerte presunción de este conocimiento mundial, vemos también cómo se repiten conceptos fundamentales. Ya he escrito sobre el concepto "reencarnacionista" de los nahuas. También, sobre la profundidad de su cosmovisión monoteísta, donde el único dios, Ipalnemouani, se divide en una dualidad creadora Masculina Femenina llamada Ometeótl (otra vez el principio del Yin y Yang) y éste se "derrama" en cuatro niveles asequibles a la conciencia humana llamados Quetzalcoátl, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli y Xopic Tepec.
No menos impactante me resulta la sabiduría del ixcoatlmecatl, la vincha que ciñe la frente, no como uno, en su ignorancia citadina, pudo suponer para sujetar el cabello o detener la transpiración de la frente sino que, por el acto de ceñirla, nos recordamos que somos Uno con el Universo (en efecto, "mecatl" es la cuerda, como ya sabemos, e "ixcoatl" --"serpiente brumosa"-- es la Vía Láctea). La Ixcantonatl (la religión nahuatl) y los "teoamoztli" (libros sagrados) empleados por los "tlanatinimeh" ("transmisores del conocimiento"), enseñan que cada ser humano tiene su "tinilcapozitzin" ("compañero cósmico"), una vibración que los "tonalpöhqui" (astrólogos, literalmente "lector de energía natal") identifican con el año de nacimiento. Cuatro, a saber: "Kalli" (Casa), "Tochtli" (Conejo), "Akatl" (Caña o "Carrizo") y "Tekpatl" (Cuchillo). A lo largo del "moyokoyami" (ciclos reencarnativos, literalmente "lo que se crea y recrea") el Ego espiritual va transitando estos ritmos cósmicos, aprendiendo y creciendo, ampliando vida a vida su "tloque nahuake" (que se podría aproximar a lo que llamamos Potencialidad Parapsicológica, traducible como "lo que está cerca y lejos a la vez"), profundizando en cada etapa la integridad de su "macuilcan" (o Inconsciente Personal) e integrándose más y más --como puede hacerlo en el aquí y ahora ampliando su percepción espiritual mediante la práctica de técnicas de despertar y su conocimiento intelectual)-- al "ixcan totonatzin", lo que parecería arriesgado comparar al concepto junguiano de "Inconsciente Colectivo", si no fuera porque --esto enseñaron los "tlacaelel" o Sumos Sacerdotes-- el sentido de la vida --un interrogante tan angustioso hoy como hace tres mil años-- es sólo uno, redescubierto magistralmente por el gran psicólogo suizo: el Proceso de Individuación, que en nahuátl (después de todo, el "hablar armonioso") suena más poético: "nemontemi" ("se vive para completar lo vivido").
Dejaremos para nuestra próxima lección profundizar en la descripción del "Xihuitl Itlactepan" (o "Tabla de los Años") donde todos y cada uno pueden rastrear su energía natal y el significado de la misma. Pero como preparación para la misma, es necesario invitarles a meditar, sugiero que varias veces, en una oración "mantralizada" que los nahuas solían recitar. Al igual que ceñir el ixcoatlmecatl, su pronunciación (pero, lo que es más importante, su reflexión) nos conecta con nuestra Esencia (nuestro teotl) y dado que es éste un curso de Esoterismo y no de Exoterismo (simple Conocimiento transmisible) resonaremos --no se me ocurre mejor verbo-- con su significado, cuando esa lección llegue, si estamos en el estado de correspondencia adecuado. Los invito entonces a leer en voz alta, a meditar sobre sus conceptos, a memorizar si es posible, esta oración casi autoiniciática:
In icotonca omeyocan
In canin ahmo oncah tlamanti
Yezeh in iteczinco hueli quizelilliz nemohuaz
"Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo
Donde no hay cosa, no hay nada,
Pero en su interior cabe cualquier cosa, el Todo"
Donde no hay cosa, no hay nada,
Pero en su interior cabe cualquier cosa, el Todo"
In icotonca omeyocan
In ipampa mochi miqui
Mochi caqui
Inc oczepac yelohuaz
Inc oczepac nemohuaz
"Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo
Por la cual todo muerte,
Todo abandona,
Para otra vez existir,
Para otra vez vivir"
Esto es "Huehuetlatolli", "la palabra de los viejos", el Conocimiento Ancestral de sentido perenne que debe ser transmitido.
Gustavo Fernandez
Nota del Editor:
Los lectores interesados en profundizar estos temas pueden consultar (en la web o solicitar por email) la serie de artículos que Gustavo Fernández publicó durante y luego de su reciente viaje a México, con el nombre "Un Ensueño entre Serpientes y Jaguares", en los siguientes números de Al Filo de la Realidad:
Los lectores interesados en profundizar estos temas pueden consultar (en la web o solicitar por email) la serie de artículos que Gustavo Fernández publicó durante y luego de su reciente viaje a México, con el nombre "Un Ensueño entre Serpientes y Jaguares", en los siguientes números de Al Filo de la Realidad:
Parte 1, en AFR 184: Ver en la web / Solicitar por email
Parte 2, en AFR 185: Ver en la web / Solicitar por email
Parte 3, en AFR 186: Ver en la web / Solicitar por email
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Parte 3, en AFR 186: Ver en la web / Solicitar por email
Parte 4, en AFR 187: Ver en la web / Solicitar por email
Parte 5, en AFR 188: Ver en la web / Solicitar por email
Parte 6, en AFR 189: Ver en la web / Solicitar por email