
Para encontrar el remedio que nos pueda ayudar, debemos encontrar primero la meta de nuestra vida, el objetivo al que aspiramos, y entender las dificultades de nuestra vida. A estas
dificultades las denominamos errores o debilidades, pero no queremos dejarnos intranquilizar
por ellas, ya que no son otra cosa más que la prueba de que estamos realizando grandes cosas. Nuestros errores deberían ser nuestros estimulantes, porque eso significa que tenemos grandes objetivos.
Durante la verdadera curación no desaparece ningún pensamiento de la enfermedad. Lo que se tiene en consideración es el estado espiritual, sólo el problema espiritual. Lo que importa es dónde no nos hallamos en armonía con el plan divino. Esta desarmonía con nuestro yo espiritual puede provocar cientos de diferentes debilidades en nuestro cuerpo, ya que, al fin y al cabo, nuestro cuerpo lo que hace es reproducir el estado de nuestro espíritu, pero ¿qué papel
juega? Si volvemos a poner en orden nuestro espíritu , entonces el cuerpo también sanará rápidamente. Resulta tal y como Cristo nos enseñó: "¿Qué es más fácil de decir que tus pecados te son perdonados, o levántate y anda?"
Por eso queremos volver a dejar claro que nuestra enfermedad corporal no juega ningún papel. Es el estado de nuestro espíritu, y sólo eso, lo que importa.
E. Bach -. Los remedios florales