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Todos somos iguales y no hay nadie superior o inferior.
El escritor francés Montaigne amaba el diálogo y siempre tenía una mente abierta. Él decía:
"Ningún planteamiento me sorprende, ninguna creencia me ofende, no importa cuán opuesta pueda ser a la mía."
Para él, el diálogo significaba la búsqueda de la verdad, encontrarla y abrazarla sin importar de quien viniera. Como tenemos dos oídos y una sola boca, quizás deberíamos escuchar dos veces más de lo que hablamos. Ciertamente si somos rígidos o prejuiciados nadie se acercará a nosotros con corazón abierto.
El poder de las palabras - de Daisaku Ikeda