Estábamos esperando el tren y era tarde. El andén estaba sucio y ruidoso, y el aire acre. Mucha gente esperaba,como nosotros. Había niños llorando, una madre alimentaba a su bebé, los vendedores gritaban sus mercancías,vendían té y café, y era un lugar enteramente ocupado y clamoroso. Nos paseábamos de arriba abajo por el andén,mirando nuestras propias pisadas y el animado movimiento alrededor nuestro. Un hombre se nos acercó y empezóa hablarnos en un inglés chapurreado. Dijo que había estado observándonos, y que se sintió impelido a decirnos algo. Con gran sentimiento nos prometió que llevaría una vida limpia, y que desde ese momento no fumaría nunca más. Agregó que no era instruido, pues apenas si era un peón. Tenía la mirada fuerte y una sonrisa agradable, Luego llegó el tren. En el coche un hombre se nos presentó. Era un erudito muy conocido; dominaba varios idiomas y podía expresarse libremente en ellos.
Estaba cargado de años y de conocimientos, era pudiente yambicioso. Habló de la meditación, pero daba la impresión de que no hablaba por su propia experiencia. Su dios era el dios de los libros. Su actitud hacia la vida era tradicional y conformista; creía en el matrimonio infantil preconcertado y en un estricto código de vida. Era consciente de su propia casta o clase y de las diferencias en la capacidad intelectual de las castas. Era singularmente presuntuoso por su conocimiento y posición.
El sol se estaba poniendo, y el tren pasaba a través de un hermoso campo. Los ganados regresaban, levantandoun polvillo dorado. Enormes nubes negras se veían en el horizonte, y se otra el lejano retumbar del trueno. ¡Quéalegría nos depara una verde campiña, y qué deliciosa es esa aldea en la falda de una sinuosa montaña! Se acercabala oscuridad. Un gran venado azul estaba pastando en los campos; ni siquiera levantó la cabeza al paso vertiginoso del tren.
El conocimiento es un relámpago de luz entre dos oscuridades; pero el conocimiento no puede trascender esa oscuridad. El conocimiento es esencial para la técnica, como lo es el carbón para la locomotora, pero no puedepenetrar en lo desconocido. Lo desconocido no puede ser atrapado en la red de lo conocido. El conocimiento deb eser apartado para que lo desconocido sea; pero ¡cuán difícil es eso! Tenemos nuestro ser en el pasado, nuestro pensamiento está fundado sobre el pasado. El pasado es lo conocido, y la respuesta del pasado siempre oscurece el presente, lo desconocido. Lo desconocido no es el futuro, sino el presente. El futuro no es más que el pasado que se prolonga a través del incierto presente.
Esta brecha este intervalo, es llenado con la intermitente luz del conocimiento, que encubre el vacío del presente, pero este vacío contiene el milagro de la vida.La afición al conocimiento es como cualquier otra afición; ofrece un escape al temor del vacío, de la soledad,de la frustración, al miedo de no ser nada. La luz del conocimiento es una delicada cubierta bajo la cual yace una oscuridad que la mente no puede penetrar.
La mente se asusta ante este desconocido, y por eso se refugia en cl conocimiento, en las teorías, en las esperanzas, en la imaginación; y este mismo conocimiento es un impedimento para la comprensión de lo desconocido. Descartar el conocimiento de percepción que uno tiene, es ser vulnerable a la tristeza, a la alegría. Pero no es fácil descartar el conocimiento. Ser ignorante no es estar libre del conocimiento.La ignorancia es la falta de conocimiento propio; y el conocimiento es ignorancia cuando no hay comprensión de los procesos del "yo". La comprensión del "yo" es la liberación del conocimiento.
Sólo puede haber liberación del conocimiento cuando es comprendido el proceso de juntar, el motivo de la acumulación. El deseo de almacenar es el deseo de estar protegido. Seguro. Este deseo de seguridad a través de la identificación, de la condenación y justificación, es la causa del miedo, que destruye toda comunicación.
Cuando hay comunión, no hay necesidad de acumular. La acumulación es la resistencia del autoencierro, y el conocimiento vigoriza esta resistencia. El culto del conocimiento es una forma de idolatría, y no disolverá el conflicto y la miseria de nuestra vida. El manto de conocimiento encubre pero jamás puede liberarnos de nuestra confusión y dolor siempre en aumento. Los caminos de la mente no conducen a la verdad y a su felicidad. Conocer es negar lo desconocido.
Krishnamurti - ¿Qué es la muerte?