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Antes la gente cuidaba lo que comía, pero pienso que no porque eran mas cuidadosos que ahora sino porque la religión lo imponía. En esos tiempos cuenta uno de los evangelistas que Jesús dijo: No es lo que entra por tu boca lo que te daña, sino lo que sale de ella... porque refleja lo que tienes en tu corazón.
Impacta.
Luego el hombre descuidó lo que entraba por su boca, pero no por eso cuidó lo que salía de ella y ahora estamos como estamos. Retomemos la constumbre de cuidar lo que entra en nuestra boca, pero concientes que no es eso lo mas importante sino ser concientes que tenemos el poder de crear con la palabra y que si activamos el amor que tenemos guardado dentro de nosotros, pues nuestras palabras reflejaran eso. Entregamos amor, por tanto recibimos amor... Así creamos un mundo mejor.
Comparto contigo hoy domingo día de descanso y recojimiento, la respuesta que dio Yehuda Berg a la pregunta Entiendo que el chismorreo lastima a los demás, pero dime, ¿cómo nos lastima a nosotros mismos?
Que mi Paz y mi Amor sean contigo
Namaste
susana colucci
Yehuda Berg responde a la pregunta: Entiendo que el chismorreo lastima a los demás, pero dime, ¿cómo nos lastima a nosotros mismos?
No puedo decirles lo mucho que aprecio las opiniones y el diálogo que emerge de sus correos electrónicos. Y para responder la pregunta...
Aparte de la naturaleza obviamente hiriente del chismorreo, del que lastima a las personas de las cuales se está chismeando, estamos causando un daño irreversible a nosotros mismos, de dos maneras:
Cuando chismorreamos sobre otra persona, toda la Luz espiritual, la energía que obtenemos de nuestras acciones amables, influencias positivas, generosidad, conexión con el Creador, etc., se transfiere inmediatamente a la persona acerca de la cual estamos chismeando.
En otras palabras, podemos hablar de quien queramos, pero el precio que pagamos es la retribución que obtenemos por nuestro diligente trabajo espiritual. Es casi como una bonificación que hacemos a la persona de la cual estamos hablando. Es irónico, ¿verdad?Así que si te encuentras trabajando duramente en un nivel espiritual pero sientes que obtienes pocos resultados, puede ser que te hace falta comprobar cuál es el grado de tu chismorreo.
No estoy diciendo que sea la única explicación para no sentirse vigorizado en este camino, pero es un factor importante.
El segundo es un peligro más sutil. Si estás chismorreando sobre otras personas, las estás juzgando. Y todo el juicio que les dirigimos regresa a nosotros. No hay forma de huir de eso. No hay ningún juicio que pueda venir a nosotros que nosotros no hayamos dirigido antes a otras personas.
De la misma forma, si te encuentras siendo juzgado innecesariamente, pregúntate a quién y cuánto has estado juzgando. La conclusión final es que tendemos a infravalorar el poder de nuestras palabras.
Lo que sacamos hacia fuera regresa a nosotros, y sin domicilio del remitente.
Esta semana, controla tu lengua. Piensa dos veces antes de hablar.
Tal como mi madre dice a menudo: "Ojalá fuéramos tan cuidadosos con lo que sale de nuestra boca como lo somos con lo que entra".
Todo lo mejor,
Yehudá
Todo lo mejor,
Yehudá
Silencio mi ego. Pulso el botón de silencio. Ahora invoco a la Luz para que hable en mi nombre, en todas las ocasiones, de manera que cada palabra eleve mi alma y toda la existencia.