Todos tenemos momentos donde el viento se lleva la sabiduría y estamos a punto de perderla. ¿Qué hacer en esos casos?
Da un paseo y habla con Dios. Es una terapia gratuita. De verdad, descarga tu frustración como si Dios estuviese a tu lado. "¡VAYA! ¡¿Qué se supone que haga con esta situación?! ¡¿Dónde no estoy viendo la verdad?! ¡¿Cómo puedo solucionar esto?!".
Claro, la gente creerá que estás loco, pero, ¿a quién le importa? Por lo general, presentamos una cara agradable y tranquila en público, mientras que por dentro somos un desastre. Esto es lo opuesto. Puedes parecer loco externamente, pero por dentro te sentirás calmado.
Hoy, habla con Dios. Te asombrarán las respuestas que recibirás. Y cuán tranquilas se pueden poner las cosas internamente.
Afinación diaria de la conciencia de la Kabbalah: Aquiétate interiormente de Yehuda Berg