Un lunes al mediodía, con el sol justo sobre su cabeza, usted sale de su casa rumbo al oeste. Si viaja a la velocidad adecuada (en el ecuador, unos 1600 km/hora) el sol parecerá detenido en el cielo: se mantendrá siempre sobre su cabeza. O sea que, para usted, siempre será el mediodía del lunes.
Si sigue viajando a esa velocidad, veinticuatro horas más tarde estará de regreso en su casa. Pero, veinticuatro horas más tarde, ya no será lunes sino martes al mediodía. ¿Cuándo y dónde cambió de nombre el día?
Este problema lo planteó Lewis Carroll (el autor de Alicia en el país de las maravillas) en 1880. Carroll confesó en un primer momento estar confundido por esta cuestión. Sospechaba que debería haber una línea arbitraria donde se produjera el cambio de día. Con la consecuencia de que a ambos lados de esa línea, tal vez en casas vecinas de un mismo pueblo, fuera lunes y martes al mismo tiempo.
Esa línea existe. Coincide aproximadamente con el meridiano 180 y corre por el medio del océano Pacífico atravesando pocas tierras habitadas. Quien cruza esa línea hacia el oeste debe agregar un día. Y si lo hace hacia el este, debe descontarlo. Y la cuestión que preocupaba a Carroll se produce realmente en algunos archipiélagos. Gracias a eso, sus habitantes pudieron celebrar la llegada del año 2000 dos veces en veinticuatro horas.
El fenómeno de cambio de día se produce independientemente de la duración del viaje. Esto se observó por primera vez en la expedición de Magallanes. Que fue, justamente, el primer viaje alrededor del mundo. Sebastián El Cano (que reemplazó a Magallanes cuando este fue muerto por los aborígenes en Filipinas) regresó a España el lunes 8 de setiembre de 1522. Pero, según el diario de a bordo, debía ser domingo 7. El responsable del diario no conocía la cuestión del cambio de fecha y omitió agregar un día luego de cruzar el océano Pacífico.
Cuando se viaja hacia el este, el efecto es en sentido contrario: hay que restar un día. Este fenómeno es clave en el desenlace de la novela de Julio Verne, La vuelta al mundo en ochenta días. El protagonista, Phileas Fogg, cree llegar tarde para ganar su apuesta de completar la vuelta al mundo en ochenta días. Pero, gracias a que hizo su viaje hacia el este, ganó un día respecto de sus compañeros que se habían quedado en Londres.
Una vez más, Verne aprovechó sus conocimientos científicos (en este caso, de geografía) para lograr una historia interesante y un final inesperado.
Artículo de divulgación de Claudio Sanchez
Título original ¿Dónde comienza el día?