Nos hemos acostumbrado a los altibajos: cuando estamos arriba, nos sentimos bien; cuando estamos abajo, nos sentimos mal. Pero justo en el medio hay un punto que no es ni arriba ni abajo; es el punto neutral. A veces ese punto neutral asusta mucho, porque si uno se siente mal, uno sabe a qué se debe; si uno se siente bien, también sabe a qué se debe.
Pero cuando no se puede sentir ninguna de las dos cosas, uno simplemente se halla en una especie de limbo y siente miedo. Pero ese punto es muy hermoso. Si eres capaz de aceptarlo, te dará una percepción inmensa sobre tu vida.
Cuando estas arriba, eso te perturba; todos los placeres conllevan un estado
febril de excitación. Y cuando estas abajo, una vez más te ves perturbado de
un modo negativo. Cuando estas arriba, quieres aferrarte a ese estado; cuando estas abajo, quieres salir de él. Hay algo en lo que trabajar y en lo
que mantenerse ocupado, pero cuando te hallas justo en el medio, toda la
fiebre se desvanece; es el punto cero.
A través de ese punto cero se puede disponer de una inmensa percepción de
uno mismo, porque todo está en silencio. No hay felicidad ni infelicidad, de
modo que no hay ningún tipo de ruido, hay absoluta quietud.
Buda empleó este punto muy profundamente con todos sus discípulos. Era una
obligación, todo el mundo debía alcanzarlo primero, y luego comenzaba el
trabajo. Él lo llamaba upeksha, otro nombre para neutralidad.
Osho
Comparte Marinela Ramírez
Pero cuando no se puede sentir ninguna de las dos cosas, uno simplemente se halla en una especie de limbo y siente miedo. Pero ese punto es muy hermoso. Si eres capaz de aceptarlo, te dará una percepción inmensa sobre tu vida.
Cuando estas arriba, eso te perturba; todos los placeres conllevan un estado
febril de excitación. Y cuando estas abajo, una vez más te ves perturbado de
un modo negativo. Cuando estas arriba, quieres aferrarte a ese estado; cuando estas abajo, quieres salir de él. Hay algo en lo que trabajar y en lo
que mantenerse ocupado, pero cuando te hallas justo en el medio, toda la
fiebre se desvanece; es el punto cero.
A través de ese punto cero se puede disponer de una inmensa percepción de
uno mismo, porque todo está en silencio. No hay felicidad ni infelicidad, de
modo que no hay ningún tipo de ruido, hay absoluta quietud.
Buda empleó este punto muy profundamente con todos sus discípulos. Era una
obligación, todo el mundo debía alcanzarlo primero, y luego comenzaba el
trabajo. Él lo llamaba upeksha, otro nombre para neutralidad.
Osho
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