Si te comprometes a cambiar las cosas, puedes ir más lejos todavía, añadir otra frase cuando des a conocer a la otra persona que estás sufriendo y decir: «Estoy haciendo todo lo que puedo»; lo cual significa, que te contienes para no actuar arrastrado por la ira.
Significa que estás respirando y caminando de manera consciente; para abrazar la ira que sientes, con tu plena conciencia. Practicas de acuerdo con las enseñanzas. No digas: «Estoy haciendo todo lo que puedo» ;a no ser, que hagas ésta práctica.
Cuando estés enojado; como ya sabes cómo practicar, tienes derecho a decir «Estoy haciendo todo lo que puedo». Esto inspirará confianza y respeto a la otra persona.
«Estoy haciendo todo lo que puedo»; significa, que estás cumpliendo el compromiso de volver a ti mismo, a tu hogar, para cuidar de tu ira. Cuando estás enojado, la ira es tu bebé y debes cuidarla. Es como cuando tienes el estómago descompuesto, has de volver a ti y abrazar tu estómago. En ese momento, él (el estómago) es tu bebé. Nuestro estómago es una formación física, una formación fisiológica; y nuestra ira, es una formación mental. Debemos cuidar de la ira del mismo modo, que cuidamos de nuestro estómago o de nuestros riñones. No puedes decir: «Ira, vete, no me perteneces». Cuando dices: «Estoy haciendo todo lo que puedo», es porque estás abrazando tu ira y cuidando de ella.
Significa que estás practicando el respirar y andar de manera consciente; para liberar la energía de la ira y transformarla, en energía positiva. Mientras abrazas la ira que sientes, haces la práctica de observarla profundamente para ver su naturaleza; porque sabes, que puedes ser víctima de alguna percepción errónea. Quizá hayas comprendido mal lo que has oído y has visto, o tengas una idea equivocada de algo que se haya dicho o hecho; y tu ira, haya surgido de éste tipo de ignorancia y de percepciones erróneas.
Cuando dices: «Estoy haciendo todo lo que puedo»; como sabes que en el pasado te has enojado en muchas ocasiones porque has percibido erróneamente lo que estaba ocurriendo, ahora tienes mucho cuidado. Recuerdas que no debes estar tan seguro de ser la víctima de las malas obras de otro; víctima, de las palabras de otro. Sabes que tú mismo puedes haber creado el infierno, dentro de ti.