La verdadera clarividencia, es una facultad que sólo podemos desarrollar elevándonos hasta la cima de nuestro Ser o de nuestro Yo Superior.
Cada día, pensemos que estamos subiendo hasta él, que nos identificamos con él: Nos mantenemos en esta altitud el máximo tiempo posible; y desde ahí, sumerjamos nuestra mirada en el Universo…
Puesto que nuestro Yo Superior es omnisciente, al identificarnos con él, todo lo que hemos adquirido; aun ignorándolo como conocimiento, desciende poco a poco hasta nuestra conciencia para maravillamos, de todo aquello que de repente no nos sentimos capaz de comprender y de descubrir.
Cada día, pensemos que estamos subiendo hasta él, que nos identificamos con él: Nos mantenemos en esta altitud el máximo tiempo posible; y desde ahí, sumerjamos nuestra mirada en el Universo…
Puesto que nuestro Yo Superior es omnisciente, al identificarnos con él, todo lo que hemos adquirido; aun ignorándolo como conocimiento, desciende poco a poco hasta nuestra conciencia para maravillamos, de todo aquello que de repente no nos sentimos capaz de comprender y de descubrir.
La única visión real, es aquella que nos dan los ojos del Espíritu. Al principio, tendremos la impresión de no ver nada, pero perseveremos…
Haciendo cada día el esfuerzo de identificaros con nuestro Yo Superior, prepararemos el terreno para la verdadera clarividencia."