Y ésta aceptación de una creencia, ¿no es un modo de disimular ese miedo; el temor de ser realmente nada, el miedo al vacío? Después de todo, una copa es útil cuando está vacía; y una mente llena de creencias, dogmas, afirmaciones y citas, es de hecho una mente que carece de creatividad, porque es una mente tan sólo repetitiva.
El escapar de ese miedo; temor al vacío, a la soledad, al estancamiento, pavor de no alcanzar la meta, de no triunfar, de no obtener lo que queremos, de no ser o de no llegar a ser esto o aquello, es seguramente una de las razones por las que aceptamos tan ansiosa y ávidamente las creencias, ¿verdad?
Ahora bien, mediante la aceptación de una creencia, ¿nos comprendemos a nosotros mismos?
Todo lo contrario.
Una creencia; religiosa o política, impide que nos comprendamos a nosotros mismos. Actúa como una pantalla; a través de la cual, nos miramos.
¿Podemos; pues, mirarnos sin las creencias?
Si eliminamos las numerosas creencias que tenemos, ¿nos queda algo para mirar?
Si no tenemos creencias con las que la mente se haya identificado; entonces la mente, sin identificación alguna, es capaz de mirarse y verse tal como es.
Eso constituye; por cierto, el principio de la comprensión de uno mismo.
Krishnamurti
La creencia impide la verdadera comprensión