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Date un día para ti: Vive el ahora, porque sólo el ahora, es vida

Cada día y a cada momento, debemos practicar la atención mental. Esto es muy fácil de decir; pero no lo es tanto, llevarlo a la práctica. Ésta es la razón por la que sugiero a todos aquellos que acuden a las sesiones de meditación; que cada persona debe dedicar un día a la semana, para la práctica de la atención mental. Aunque al principio cada día debe ser nuestro día; y cada hora nuestra hora, lo cierto es que muy pocos de nosotros han alcanzado ya ese punto: Tenemos la impresión de que nuestra familia, lugar de trabajo y sociedad, nos roban todo nuestro tiempo. Por ello, urge que cada uno de nosotros seleccionemos un día de la semana como de nuestra propiedad. Podría ser el sábado; y si es un sábado, entonces ese día debe ser enteramente tuyo, un día durante el cual eres totalmente el amo. 


El sábado será la palanca; en la que te apoyes para crear el hábito de la práctica, de la atención mental. Cada trabajador de nuestra comunidad de servicio debe tener derecho a ese día; porque si no lo hacemos así, rápidamente nos perderemos en una vida llena de acción y preocupaciones. Cualquiera que sea el día elegido, puede ser considerado como el día de la atención mental. Si quieres fijar un día para la atención mental, debes buscar la forma en que te recuerde el momento en que abras los ojos, que ese es tu día de atención mental. Se puede colgar algo del techo de la habitación, -un papel con las palabras “atención mental” o una rama de pino- cualquier cosa, que te sugiera un cuanto abras los ojos y lo veas, que ese es tu día de atención mental. Hoy es tu día. Y al recordar eso debes sonreír, una sonrisa que afirme que estas en plena atención mental, una sonrisa que alimente esa perfecta atención mental.
Mientras todavía estés en la cama, comienza a observar tu propia respiración –respiraciones lentas, largas y conscientes-. Luego levántate lentamente de tu cama (En lugar de dar un salto, como de costumbre) y alimenta la atención mental con cada movimiento. Una vez arriba, cepíllate los dientes, lávate la cara y realiza todas tus actividades matutinas de una forma tranquila y relajada, cada movimiento realizado con atención mental. Sigue tu respiración, susténtala y no dejes que tus pensamientos se dispersen. Cada movimiento debe ser hecho relajadamente; mide tus pasos, con respiraciones largas y tranquilas. Mantén una media sonrisa. Como mínimo, debes pasar media hora tomando un baño. Hazlo relajada y atentamente; de modo que cuando acabes, te sientas ligero y fresco. 

Tras esto, debes hacer las tareas domesticas tales como lavar la ropa, limpiar las mesas, barrer el suelo de la cocina, arreglar libros en la estanterías. Cualesquiera que sean las tareas, deben ser hechas con lentitud y facilidad, con plena atención. En ningún caso, deben ser realizadas para quitárselas de encima. Decide hacerlas relajado, con toda tu atención puestas en ellas. Disfrútalas; se, uno con ellas. Si no lo haces así, el día dedicado a la atención mental no tendrá ningún valor; el sentimiento de que estas labores son una lata, desaparecerá pronto si son realizadas con atención mental. 

Toma el ejemplo de los Maestros Zen; no importa que tarea o movimiento hagan, todo lo realizan con lentitud y tranquilidad, sin desgano. Para los principiantes, lo mejor es mantenerse en silencio durante todo el día. Eso no quiere decir que en el día de la atención mental, no puedas hablar nada en absoluto; puedes hablar y puedes incluso cantar, pero tanto si hablas como si cantas, hazlo con plena conciencia de lo que estás diciendo o cantando y procura hacerlo, lo menos posible. Naturalmente que es posible cantar y practicar la atención mental al mismo tiempo, siempre que sea consciente de hecho de que se está cantando y enterándose de lo que se canta. Pero hay que comprender; que es mucho más fácil perder la atención mental mientras se habla o se canta, si la intensidad de la meditación es todavía débil.

A mediodía, prepárate la comida. Cocina y lava los platos con atención mental. Por la mañana, después de haber limpiado y ordenado la casa; y por la tarde, tras haber trabajado en el jardín o haber contemplado las nubes o recogido flores, prepárate un poco de té para tomártelo sentado y con atención mental. Tomate tiempo para hacerlo. No bebes tu té, como el que traga una taza de café en una pausa del trabajo. Tomate tu té con lentitud y reverencia, como si fuera el eje alrededor del cual gira el mundo. Lenta, tranquilamente, sin correr hacia el futuro. Vive el momento actual, porque sólo éste momento actual, es vida. No te apegues a futuro, no te preocupes por las cosas que tengas que hacer. No pienses en levantarte para hacer algo o desembarazarte de ello, no pienses en la “partida”. ¿Recuerdas las estrofas de mi poema “La mariposa sobre el campo de las doradas flores de mostaza?

Se una yema tranquilamente asentada en el seto.
Se una sonrisa, una parte de la maravillosa existencia.
Quédate aquí. No hay necesidad de partir.
Esta tierra es tan bella como la tierra de nuestra niñez.

Por favor, no la dañes y sigue cantando…

Por la tarde, puedes leer las escrituras y copiar algunos pasajes, escribir cartas a los amigos o hacer cualquier cosa con la que disfrutes fuera de tus deberes habituales durante la semana. Pero cualquier cosa que hagas, hazla en atención mental. Cena frugalmente; pues más tarde, a las diez o a las once, cuando te sientes en meditación, lo harás más fácilmente con un estomago vació. 

Después puedes dar un lento paseo al aire fresco de la noche, siguiendo tu respiración con atención mental y midiendo la duración de tus respiraciones, por tus pasos. Vuelve a tu habitación y duerme con atención mental. De alguna manera debemos encontrar una vía que permita a cada trabajador, un día de atención mental. Ese día es crucial una vez por semana; y su efecto sobre los otros días de la semana, es inconmensurable. 

Hace diez años; gracias a ese día de atención mental, Chun Van y nuestras otras hermanas y hermanos de la orden Tiep Hein, pudieron guiarse a sí mismos a través de los tiempos difíciles. Tras solamente tres meses de observar ese día de atención; una vez a la semana, se que observaras un cambio significativo en tu vida Éste día comenzará a penetrar los otros días de la semana, capacitándote; con el tiempo, para vivir con atención los siete días de la semana. Estoy seguro de que estarás de acuerdo conmigo; en la importancia, del día de la atención mental.

Thich Nhat Hanh
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