"Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente, que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo; entonces, le dice: “¿Que haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves!”
Entonces, el ciego le responde: “Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí. No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen los que no podrían verme en la oscuridad"
Namaste
susana colucci