En la segunda parte del Don Quijote de Miguel de Cervantes podemos leer:
Estando Sancho preparándose para ir a gobernar la ínsula Barataria, don Quijote, hondamente preocupado por la previsible suerte de su escudero, le llevó a su aposento y, ‘con reposada voz’, le aconsejó y orientó sobre la compleja y ardua tarea que debía emprender.
“No atribuyas a tus merecimientos -le dijo- la merced recibida… Los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones… Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.
Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey…”
La historia de la rana y el buey es de un poeta griego de nombre Babrio y dice así:
“Un buey, al ir a beber, pisó una cría de sapo. Al llegar la madre -que no estaba presente- preguntó a sus hermanos que dónde estaba el pequeño. -Ha muerto, madre. Hace menos de una hora llegó un cuadrúpedo enorme y allí yace bajo su pezuña, despanzurrado. Y la madre sapo, hinchándose, preguntó si el animal era así de tamaño. -Para, no te infles, le dijeron. Antes reventarás por la mitad que acercarte a su dimensión”.
Pienso que si logras conocerte a ti mismo podrás diferencias entre el marco de referencia que te has ido formando en la vida por las experiencias pasadas y que rige el ego y tu verdadero yo. Este conocimiento permite diferenciar cuando hay que usar el marco de referencia para salir airoso en las cotidianidades de la vida (esto le hace daño a mi cuerpo, esto implica un riesgo etc) y cuando ser nosotros mismos permitiendo que la Energía del Creador fluya a través de nosotros abriéndonos al Mundo de la Dicha Infinita.
Estando Sancho preparándose para ir a gobernar la ínsula Barataria, don Quijote, hondamente preocupado por la previsible suerte de su escudero, le llevó a su aposento y, ‘con reposada voz’, le aconsejó y orientó sobre la compleja y ardua tarea que debía emprender.
“No atribuyas a tus merecimientos -le dijo- la merced recibida… Los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones… Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.
Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey…”
La historia de la rana y el buey es de un poeta griego de nombre Babrio y dice así:
“Un buey, al ir a beber, pisó una cría de sapo. Al llegar la madre -que no estaba presente- preguntó a sus hermanos que dónde estaba el pequeño. -Ha muerto, madre. Hace menos de una hora llegó un cuadrúpedo enorme y allí yace bajo su pezuña, despanzurrado. Y la madre sapo, hinchándose, preguntó si el animal era así de tamaño. -Para, no te infles, le dijeron. Antes reventarás por la mitad que acercarte a su dimensión”.
Pienso que si logras conocerte a ti mismo podrás diferencias entre el marco de referencia que te has ido formando en la vida por las experiencias pasadas y que rige el ego y tu verdadero yo. Este conocimiento permite diferenciar cuando hay que usar el marco de referencia para salir airoso en las cotidianidades de la vida (esto le hace daño a mi cuerpo, esto implica un riesgo etc) y cuando ser nosotros mismos permitiendo que la Energía del Creador fluya a través de nosotros abriéndonos al Mundo de la Dicha Infinita.
susana colucci