"No menosprecies las profecías"Tesalonicenses 5: versículo 20
San Pablo.
Introducción.
Estamos transitando por un periodo de catástrofes, violencia y confusión que no sabemos en donde y como terminará. Por primera vez en un discurso de Bush éste pronuncia la frase "tercera guerra mundial". Los desastres naturales son cada vez más seguidos y más
extremos. La madre natura a través de sus elementos azota despiadadamente, generalmente, a los pobres, a los desventurados, a los indefensos, como para que se cumpla aquella sentencia apocalíptica que reza "pagaran justos por pecadores". El narcotráfico sienta sus reales en todo el mundo sin que nada ni nadie pueda pararlo debido a las múltiples complicidades sustentadas en la ambición desmedida. El desempleo, las enfermedades, las guerras intestinas y entre países se manifiestan permanentemente. Las paginas principales de todos los periódicos del mundo se saturan de noticias negativas y las paginas rojas crecen desmesuradamente, lo mismo pasa en los otros medios de comunicación. Ver un noticiero televisivo se convierte en un ejercicio terrorífico y desagradable, la radio no se queda atrás. El cinematógrafo secunda cabalmente en sus cintas plagadas de odio esa viciosa y morbosa tendencia; ¿qué podemos hacer para evitarlo? películas como la de Al Gore denunciando el calentamiento global y otras, parecen ser predicas en el desierto que hoy las vemos y mañana se nos olvidan; nos convertimos en mirones de palo.
Desde hace algunos miles de años las diversas culturas que han poblado el planeta tierra nos han dejado mensajes sobre lo que ha sucedido en tiempos pretéritos, quizá para que tomemos conciencia y no tengamos que experimentar las terribles experiencias del pasado, sin embargo no las tomamos en serio y la mayor parte de las veces nos burlamos de ellas.
Platón en uno de sus libros menciona a la civilización atlante y solo ha servido para la polémica y la divagación; cuando se refiere a los gobernantes de oro, plata, cobre y hierro como periodo consecutivos de ciclos alternativos en una civilización determinada se le ve como una anécdota literaria. Cuando los aztecas en sus tradiciones históricas mencionan que el mundo se les había terminado, antes de la llegada de los españoles, cuatro veces, mediante el fin de cuatro soles, solos se considera un símbolo mitológico.
Cuando algunos autores heterodoxos se refieren a las civilizaciones de Lemuria e Hiperbórea los científicos ortodoxos en ciencias humanas solo sonríen irónicamente porque piden pruebas de su
existencia.
Las profecías de Nostradamus están bien para novelas, películas y, a veces, para platicas de café, no dan para más.
Estamos viendo la tempestad pero ni así nos hincamos, ante la incredulidad que el pragmatismo materialista nos trasmite.
¿De que se trata? se preguntaran algunos de los muchos escépticos que pueblan el mundo, de poco, solo de que tomemos conciencia para que las cosas cambien, pues cambiando de actitud y de conducta podemos aportar algo a favor de la humanidad que somos todos. Ciertamente a
los grandes magnates del petróleo y de la industria les interesa sus ganancias y es tanto lo que hay de por medio que no piensan en el daño que le hacen a la madre tierra, donde todos vivimos y respiramos, pero si la humanidad, que no se beneficia de sus utilidades y si es perjudicada, se uniera en protección de su salud y sus vidas, podría presionar a todos esos magnates, mediante sus gobiernos, a que sus industrias fueran mas limpias y menos contaminante, evitando catástrofes mayores producidas por la alteración del medio ambiente.
Todo lo anterior viene a cuento porque dentro de la tradición sagrada hindú nos encontramos algunos pensamientos en textos que no tienen desperdicio que están mas vigentes que nunca, es tal su parecido con lo que estamos viviendo ahora que son como si se hubieran escrito ayer y por eso me permito trasmitirlos en el espacio generosamente concedido por el Vocero de la Provincia en entregas consecutivas.
Cualquier semejanza con la realidad actual es pura coincidencia.
Continúa...
Joel Hurtado Ramón
