En cuanto se entra en el Monasterio Ei-Hei-Ji, el Templo de la Gran Paz, fundado en 1224 por Dôgen-Zenji, dos grandes placas de madera se suspenden sobre la puerta principal. Se puede leer, caligrafiadas y gravadas en madera por el Maestro, estas dos frases, que podríamos encontrar conminatorias:
"Sólo aquellos que se interesan por el problema de la Vida y de la Muerte pueden entrar aquí. Los que no estén completamente concernidos por este problema no tienen ninguna razón para traspasar ésta puerta."
Ese dualismo por la vida y la muerte se encuentra en el centro de las preocupaciones de la humanidad toda entera, con ciertos matices más o menos importantes según las religiones, las mentalidades y los grados de evolución de la espiritualidad de los individuos.
Si se practica el juego psicológico de los contrarios, que consiste en pedir al interlocutor decir el contrario de una palabra que se le propone: blanco-negro, frío-caliente, etc., las respuestas varían casi siempre, según que se tenga que ver con Occidentales o Orientales. Así, para la mayoría de los Occidentales, lo contrario de la Muerte es la Vida. Para los Orientales es el nacimiento lo que es el contrario de la muerte.
Pero, cuando se ha llegado a ese estado de unidad al que nos conduce la practica del Zazen, nacimiento y muerte no son nada más que dos aspectos pasajeros de una sola y misma cosa que es la Vida Verdadera. Con este punto de vista se puede comprender mejor las palabras de Cristo después de haberse retirado durante cuarenta días en el desierto: " Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida."
"Comprendan la vida y la muerte, dice Dôgen, como el nirvana, no temáis ni la una ni la otra y no busquéis el nirvana. Es sólo así que os desprenderéis de la vida y de la muerte".
Es un error pensar que la vida deviene muerte. La vida es lo Absoluto de la existencia, con su tiempo propio, su pasado y su futuro... El cese de la vida es también lo Absoluto de la existencia, con su tiempo propio, un pasado y un futuro. La destrucción es "no-destrucción". Cuando decimos que la vida no es otra cosa que la vida, decimos que la muerte no es otra cosa que la muerte. Es por eso, que cuando viene la vida, tenemos que aceptarla tal cual y que cuando viene la muerte, debemos aceptarla tal como es. No teman ni la una ni la otra" (Dôgen: Shô-ji).
En otra obra, el Genjôkôan, Dôgen retoma el tema:
"La madera deviene ceniza, pero la ceniza no puede tornarse de nuevo madera. A pesar de que así sea, debemos comprender que la ceniza es el después de la madera y la madera es lo antes de la ceniza. A pesar de que haya un antes-después, hay una ruptura entre el antes y el después. La ceniza está en el puesto acontecer: ceniza es siendo el después, ceniza es siendo el antes. Como esa madera que después de volverse ceniza no puede tornarse de nuevo madera, los hombres después de muertos no pueden volverse vida. Pero no decir que la vida deviene muerte, es la enseñanza definida por los acontecimientos... La vida es un puesto temporal, la muerte también es un puesto temporal. Es lo mismo que por ejemplo, pasa con el invierno y la primavera. No se cree que el invierno deviene primavera, y tampoco se dice que la primavera deviene invierno"
Shindareba kosso ikitare
"Sólo aquellos que se interesan por el problema de la Vida y de la Muerte pueden entrar aquí. Los que no estén completamente concernidos por este problema no tienen ninguna razón para traspasar ésta puerta."
Ese dualismo por la vida y la muerte se encuentra en el centro de las preocupaciones de la humanidad toda entera, con ciertos matices más o menos importantes según las religiones, las mentalidades y los grados de evolución de la espiritualidad de los individuos.
Si se practica el juego psicológico de los contrarios, que consiste en pedir al interlocutor decir el contrario de una palabra que se le propone: blanco-negro, frío-caliente, etc., las respuestas varían casi siempre, según que se tenga que ver con Occidentales o Orientales. Así, para la mayoría de los Occidentales, lo contrario de la Muerte es la Vida. Para los Orientales es el nacimiento lo que es el contrario de la muerte.
Pero, cuando se ha llegado a ese estado de unidad al que nos conduce la practica del Zazen, nacimiento y muerte no son nada más que dos aspectos pasajeros de una sola y misma cosa que es la Vida Verdadera. Con este punto de vista se puede comprender mejor las palabras de Cristo después de haberse retirado durante cuarenta días en el desierto: " Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida."
"Comprendan la vida y la muerte, dice Dôgen, como el nirvana, no temáis ni la una ni la otra y no busquéis el nirvana. Es sólo así que os desprenderéis de la vida y de la muerte".
Es un error pensar que la vida deviene muerte. La vida es lo Absoluto de la existencia, con su tiempo propio, su pasado y su futuro... El cese de la vida es también lo Absoluto de la existencia, con su tiempo propio, un pasado y un futuro. La destrucción es "no-destrucción". Cuando decimos que la vida no es otra cosa que la vida, decimos que la muerte no es otra cosa que la muerte. Es por eso, que cuando viene la vida, tenemos que aceptarla tal cual y que cuando viene la muerte, debemos aceptarla tal como es. No teman ni la una ni la otra" (Dôgen: Shô-ji).
En otra obra, el Genjôkôan, Dôgen retoma el tema:
"La madera deviene ceniza, pero la ceniza no puede tornarse de nuevo madera. A pesar de que así sea, debemos comprender que la ceniza es el después de la madera y la madera es lo antes de la ceniza. A pesar de que haya un antes-después, hay una ruptura entre el antes y el después. La ceniza está en el puesto acontecer: ceniza es siendo el después, ceniza es siendo el antes. Como esa madera que después de volverse ceniza no puede tornarse de nuevo madera, los hombres después de muertos no pueden volverse vida. Pero no decir que la vida deviene muerte, es la enseñanza definida por los acontecimientos... La vida es un puesto temporal, la muerte también es un puesto temporal. Es lo mismo que por ejemplo, pasa con el invierno y la primavera. No se cree que el invierno deviene primavera, y tampoco se dice que la primavera deviene invierno"
Shindareba kosso ikitare
" Tan sólo es por la muerte que se penetra en la vida"
Proverbio japonés.
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Recibido de Mirta Cristina Rodríguez en el foro Otras inteligencias social