Para llegar a ser todo lo plenamente humano que puede ser uno, no puede usted evitar considerar su propia relación con su cuerpo y su biología humana básica. ¿Está usted en paz con su cuerpo? ¿No siente vergüenza de sus cualidades "animales" y acepta usted gustoso esa parte de sí mismo que está más próxima a la naturaleza? ¿O acaso le llena de vergüenza y de sensación de culpa su cuerpo, y procura ocultar esa parte de su humanidad básica? ¿Cree usted que hay una escisión fundamentalmente entre su mundo intelectual (en sentido amplio) y su aspecto más básico, biológico y animal, que le impide verse primordialmente como un ser humano único y unificado, que acepta y disfruta todos los elementos que constituyen su humanidad?
La notable alienación del individuo de su propia naturaleza animal que ha llevado a tantos a menospreciar el cuerpo o a abusar de él, o a prescindir como mínimo de muchos placeres físicos, parece haberse iniciado con especulaciones intelectuales sobre lo que sitúa al hombre por encima de las bestias. Algunos afirman que la capacidad de razonar y de pensar de los seres humanos les sitúa en un lugar aparte de los demás animales. Otros consideran que es la espiritualidad la única característica que nos permite considerarnos superiores a todos los demás seres vivos. Hay cultas publicaciones académicas llenas de referencias a la capacidad humana para superar los instintos, en las que se cita el tamaño del cerebro, la capacidad de inventar y la capacidad de usar herramientas o de crear sociedades complejas y sumamente "avanzadas", como factores clave que nos han permitido dominar la Tierra.
Estas especulaciones pueden ser válidas e interesantes en el contexto adecuado. Pero se utilizan a menudo para demostrar que somos muchísimo mejores que los animales, como si estuviéramos tan inseguros de nuestro valor que hubiéramos de enumerar todas las razones por las que somos "superiores" a los perros, las ranas o las amebas. Su principal consecuencia social ha sido escindir a los individuos en dos -desde un punto de vista psicológico-, inducirles a reprimir el simple hecho de que, sea cual sea el tipo al que pertenecemos, seguimos siendo animales y debemos , respetar y gozar ese hecho innegable.