Al igual que la nutrición, la respiración nos pone en contacto con la vida universal. Pero para que ésta relación sea completa y rica, debemos ser conscientes de ella y acompañarla con un trabajo del pensamiento.
He aquí un ejercicio:
Expirando el aire, pensemos que logramos expandiros hasta abarcar los confines del Universo…
Después, al ir aspirando, sentimos que volvemos hacia nosotros, hacia nuestro Espíritu que es como un punto imperceptible y el centro de un círculo infinito.
Ahora nos dilatamos; y ahora regresamos hacia el centro…
Así, descubriremos este movimiento de flujo y reflujo; que es la clave, de todos los ritmos del universo. Y si nos esforzamos en hacer consciente en nosotros este movimiento; de flujo y reflujo, estaremos en la armonía cósmica.
Colateralmente realizas un intercambio entre el universo y tu:: Al inspirar, recibimos elementos del espacio; y al expirar, proyectamos de regreso algo de nuestro corazón y del alma.
Quien sabe armonizarse con la respiración cósmica, entra en la conciencia Divina."